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martes, 17 de enero de 2017

San Silvestre Vallecana 2016 - La Crónica.

Este año volviamos a la Vallecana David y yo con la experiencia que ha ganado mi hijo en este último año y con el atrevimiento que le da la preparación que está recibiendo en su club y, por qué no decirlo, esa ingenuidad de pensar que saliendo en el cajón de sub 42 podrás correr cómodo.




Asi que este año la corriamos separados, él en el cajón de sub 42 y un servidor en el de sub 45, pero antes, por supuesto, tocaba el postureo de estas ocasiones especiales.


El humor y buen rollo que rodean esta prueba.
Poco tiempo más daba para fotos y nos íbamos a pasar los filtros para situarnos en los cajones. Es increible la cara que le echa mucha gente y la pelea constante que la Organización debe mantener con ciertos personajes por llamarles de alguna manera que, sin pagar inscripción alguna, pretenden meterse en la línea de salida y en los primeros cajones por su cara bonita. Un par de enfrentamientos buenos pudimos ver en el primer filtro que tuvimos que pasar de los tres que nos encontramos.

El caso es que a las 17:15 ya estábamos en nuestros cajones correspondientes y ya podíamos disfrutar de esos minutos previos al pistoletazo de salida de la primera oleada.

Las sensaciones en estos momentos eran encontradas, hacía mucho que no corría esta carrera solo y no me encontraba todo lo a gusto que hubiera deseado, esa sensación de que esos mogollones de gente están muy bien pero que ese tiempo se te ha pasado, que ese tipo de fiestas ya son para otro tipo de corredores... En fin... Que nos vamos haciendo mayores.

A las 17:30 el pistoletazo de salida marcaba el sálvese quien pueda característico de estas masificaciones y comenzábamos a subir de la manera más vertiginosa posible Concha Espina, cuesta de inicio que sirve para meter las patas en calor.

El primer kilómetro como siempre, trompicado y complicado, casi más pendiente de no tropezar con nadie que de centrarme en un ritmo que ya tenía decidido sería moderadamente rápido dadas las circunstancias que me fuera encontrando. Lo salvaba en 5:05 y me disponía a bajar Serrano a un ritmo bastante más a la altura del perfil tan favorable.

El kilómetro 2 lo conseguía dejar en 4:35, encontrándome más cómodo, en mi sitio, en mi micro espacio, y eso lo notaba en los kilómetros 3 (4:28), 4 (4:29) y 5 (4:26), ya en el Paseo del Prado marcando el ecuador de la carrera y viendo muy cerca la estación de Atocha.

Es pasando Atocha cuando cruzamos el arco del kilómetro 6 (4:33) y emprendemos línea recta hacia Vallecas, no sin antes cruzar el Puente de Pacífico kilómetro 7 (4:28), espoleado por el ambiente previo.

Pasar por el Puente de Vallecas te drena el alma, te hace darlo todo. En este punto chocan mis sentimientos encontrados en la salida con la positividad de este punto de la carrera, es aquí donde veo más claro que quizá sea mi última Sansil por una temporada al menos pero que debo disfrutar de los poco más de dos kilómetros que me quedan de esta carrera, como se merece, y casi sin tiempo para seguir pensando inicio la escalada de la Avenida de la Albufera kilómetro 8 (4:29).

Poco después de girar a la derecha y comenzar una leve bajada que desemboca en un merecido respiro y en un importante nuevo atasco de corredores al estrecharse la calle encontramos el kilómetro 9 (4:56) y quedaba el último y mítico kilómetro del año, el que finaliza en la meta que pone punto y final a un año con más de 3000 kilómetros en mis piernas.

Paraba el crono en 46:38, curioso, tres minutos y pico más rápido que el año pasado, cuando corría con mi hijo su primera Sansil. Cuánto me llenó aquella carrera y que poco lo ha hecho esta. Por cierto, David la completó en poco más de 43 minutos, viene apretando fuerte.

Al atravesar la línea de meta tocaba hacer la llamada al Staff Técnico, que, como siempre, estaba esperando en el mismo punto de todos los años, por el año 2006 Isa se estrenaba conmigo en la Sansil, hace ya unos años que no ha podido acompañarme y hace de soporte técnico, quizá toque acompañarla ahora a ella el próximo año esperando a David.

Comenzó un nuevo año. El objetivo, el mismo que desde el año 2008, sumar un nuevo Mapoma en las patas, en esta ocasión el Décimo consecutivo, el resto de objetivos, anteriores y posteriores a la grande irán surgiendo sobre la marcha.



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