Llevo una buena temporada entrenando la fuerza y la resistencia de mis músculos a nivel general. El avance es lento pero muy seguro y la confianza depositada en esta etapa es total por lo que, tocaba examinar hasta este punto como evoluciono.
El previo no podía mejor, calentamiento previo con mi compañero y amigo Juan Carlos (una gacelilla que se movió en esta carrera en el sub-38) y en la línea de salida encuentro totalmente casual y afortunado con Tomás Soria que no dejó pasar la ocasión de inmortalizar el momento.
Tras desearnos suerte y despedirnos llegaba el pistoletazo de salida, el ritmo se cogía rápido y fácil, una sorpresa muy agradable, la carrera se abría con mucha rapidez y marcaba el primer kilómetro en 4:05, muy rápido para mis modestas opciones pero de momento se dejaba querer.
Los dos siguientes kilómetros en bajada hasta llegar casi a Cibeles se sucedían como rayos en 4:28 y 4:21 respectivamente, cogiendo un buen colchón para los siguientes que serían en sentido contrario, en subida, rumbo a Plaza Castilla.
Los kilómetros más complicados del 4 al 8 se movieron en una horquilla entre 4:40 y 5:00, momento clave para probar esa resistencia y la ya casi olvidada lesión, las sensaciones seguían siendo buenas, con la impresión de que quizá en algún punto más crítico del trazado podía haber dado más de mí pero no me arrepiento de haber guardado fuerzas y cartuchos para Vicálvaro, hay que ir paso a paso.
A partir del kilómetro 8 la carrera volvía a cambiar de dirección y comenzaba un vertiginoso descenso hasta Nuevos Ministerios, kilómetro 9 en 4:38 y el último en 4:18, paso final en Meta en 46:15 y el ritmo medio total en carrera de 4:36/km, para estar más que satisfecho en una distancia que hace mucho dejó de ser mía para convertirme en un diesel maratoniano.
Próxima parada, San Silvestre Vicalvareña....
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